Meandro de Montoro

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Porque Montoro no solo tiene un excelente patrimonio monumental, también guarda una riqueza natural en el cauce hídrico del río Guadalquivir. Contempla este espectáculo de la naturaleza desde cualquier punto de la ciudad.

Seguro que ya habrás visto alguna fotografía de la panorámica que describe Montoro y el curso del río Guadalquivir a su paso. Representa uno de los más asombrosos meandros de toda la Península.

Este río en su tramo medio, abraza al promontorio que se dibuja bajo la ciudad, rodeándola y dibujándola sobre sus aguas, dando lugar al Monumento Natural Meandro de Montoro. Constituye la entrada sur del Parque Natural Sierra de Cardeña y Montoro.

Datos de tu interés

Este monumento natural supone casi 5 kilómetros de longitud del río Guadalquivir y ocupa unas 100 hectáreas. Esto atraerá tu atención: se trata de un meandro que forma una curvatura que se encajona con los materiales de entre 290 y 540 millones de años, debido a una excavación del cauce por efecto remontante.

Entre huertas, destaca la presencia de una vegetación de ribera, con dominio de almeces y chopos, y una avifauna propia de estos ambientes.

No puedes perderte: Las aceñas

Te recomendamos que agudices tu vista hacia el meandro y observes pequeños elementos que albergan en su orilla, incluso dentro del propio río. Algunos de ellos son bienes etnográficos inscritos en el Catálogo del Patrimonio Histórico. Las aceñas son hoy la huella de una pequeña y artesanal industria que data de siglos y que usaba el río como fuente de energía.

Las condiciones del terreno y relieve han favorecido físicamente que las aguas fluyan con más ímpetu en los laterales. Ello explicaría que en el río, a su paso por Montoro, se levantaran buen número de aceñas como algunos azudes.

¿Qué es son las aceñas?

Por si te resulta poco común este vocablo, te ponemos al tanto: se trata de unos molinos que tenían la función de moler cereales, especialmente trigo. También había otros que eran una especie de embalses, cuya función era la de desviar el agua hacia las orillas; aquí se situaban los molinos harineros, para comunicar su fuerza a las ruedas encargadas de moler el grano.

Aún no se ha encontrado documentación que permita asegurar que las aceñas sean de época musulmana, pero sí te podemos confirmar que ya existían antes del siglo XV, como la aceña que se localiza bajo el Puente Mayor conocida la Parada de los Castillos o Aceñuelas.

¿De qué están construidas?

El material utilizado para su edificación es la roca arenisca, pero también el ladrillo. Las piedras de moler, llamadas muelas, son circulares y están hechas a base de granito, material que facilita la molienda del cereal.

En el año 1993, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir acometió la construcción de un azud en el río o de un embalse de elevación de su caudal del río a su paso por Montoro, pues cuando aquél es escaso resulta negativa la estética del entorno.

Aceña de Las Monjas

Si accedes a la ribera desde la calle Camino Nuevo, te encontrarás con esta aceña a la altura de los talleres de forja. Es la que parece ofrecer un mejor estado de conservación. La primera referencia histórica es de 1555.

Aceña del Cascajar

Esta aceña del siglo XV se localiza bajo el mirador de la calle Realejo, -ubicado al lado de la fábrica de mazapanes-. Fue la última que estuvo realizando trabajos de molino harinero hasta la década de los años sesenta.

Finalmente, dentro del perímetro ribereño y alejados del casco urbano, encontramos las Aceñas de la Huerta Mayor, Aceñas de San Cristóbal, Aceñas de San Martín, Aceñas de la Vega de Armijo o Batán del Batanejo, entre otras.